domingo, 15 de marzo de 2015

Béziers - Agde

02/06/14

Pointe des Onglous (Marseillan)

El recorrido de la ruta, de 47 km, es este



y el perfil de la misma


Los puntos naranjas equivalen a esclusas

Tenemos por delante la que va a ser la última jornada de este viaje, acompañando los últimos kilómetros del Canal del Mediodía hasta su desembocadura en la laguna costera de Thau. Habiendo cargado las bicis nos vamos a las afueras de  Béziers, a la esclusa simple que lleva el nombre de la ciudad, situada a pocos metros de donde, en un principio, el canal se separaba del Orb.

Puente sobre el Canal del Mediodía (Béziers)

El primer puente al que llegamos es el que utilizamos para cambiar de orilla, algo que ya no volveremos a hacer en toda la ruta. de modo que la terminaremos por el margen derecho del canal.


Rodamos por una sirga asfaltada, la primera vez en todo el viaje que encontramos asfalto entre el canal y los plataneros, aunque no tarda demasiado en convertirse en la típica senda y desplazar el asfalto al otro lado de los árboles, todo esto en el tramo que hay antes de llegar a la esclusa de Ariègues.

Esclusa simple de Arièges (Villeneuve-lés-Béziers)

Esclusa simple de Villeneuve (Villeneuve-lés-Béziers)

No vamos a tener muchas esclusas por delante hoy pero, eso sí, las que hay están relativamente cerca entre ellas. Y si encima se opta, como nosotros, a seguir por el asfalto, esa distancia se cubre enseguida, aunque realmente lo hacemos para disfrutar mejor de los extensos viñedos..


Pero por si eso no fuera poco, volvemos a tener el viento a favor. No es que sea muy fuerte (la cosa cambiaría si lo llevásemos de cara), pero también ayuda a ir un poco más rápido y con menos esfuerzo, claro.

Puente de Caylus (Cers - Villeneuve-lés-Béziers)

Nos acercamos al siguiente núcleo urbano, que no es otro que Portiragnes. Eso siempre lleva apareado que nos encontremos más bicicletas y gente paseando, pero hoy hay más 'tráfico' de lo habitual... y eso que es Lunes.


El canal roza Portiragnes por el Oeste, no habiendo casa alguna por esta orilla del canal y la última construcción al otro lado es la vivienda del encargado en controlar cuatro compuertas.

Esclusa simple de Portiragnes (Portiragnes)

De todos modos no se pasa tan lejos del pueblo como para no distinguir la silueta negra que sobresale de entre los tejados. Se trata de la iglesia gótica de San Félix (data en el s. XII), levantada en basalto.

Silueta de la iglesia de St-Félix (Portiragnes)

Todavía vamos a disfrutar de unos metros más de firme liso, que nos van a permitir prestar más atención al nuevo paisaje que se nos presenta: el tipo de vegetación cambia por completo, los campos ceden el paso a prados y, lo más relevante, las lagunas.


No hay casi diferencia de altura entre el canal y las lagunas de la marjal, más o menos a unos 3-4 metros sobre el nivel del Mediterráneo, que está ya bastante cerca del recorrido del canal por esta zona. 

Aliviadero (Portiragnes)

Aunque, de todo el trazado, el punto del canal más cercano al mar es el puerto Cassafières, al que llegamos ya por camino arenoso. Puerto que hay que rodear por completo, ya que no existe una pasarela que cruce la bocana del mismo.


Hay 3 km de distancia entre el puerto y el río Le Libron, un río poco caudaloso pero que cuenta con una singular obra hidráulica, única, en su encuentro con la obra de Riquet: el puente Libron.

Puente Libron (Vias)

En 1767, debido a las continuas crecidas del Libron, el canal se colmaba de arena y piedras quedando impracticable hasta su posterior dragado. Se intentó solucionar diseñando una barcaza especial que retenía los sedimentos durante las crecidas, pero colocarla y retirarla era un proceso tedioso y no resolvía el problema de cerrar el canal en ese punto, pues no se podía navegar cuando la colocaban.

Puente Libron (Vias)

En 1858, bajo las órdenes del ingeniero Urbain Maguès, se construyó este puente que limitaba el depósito de sedimentos y mantenía abierto el canal durante las crecidas. Esta obra cuenta con varias compuertas separadas en dos bloques, que controlan la corriente perpendicular del río con respecto al canal, existiendo entre ambas una "zona de seguridad"

"Zona de seguridad" del puente Libron (Vias)

EL paso de una barcaza se realizaría de la siguiente manera cuando hay una crecida. El bloque de compuertas por donde el barco entra al puente, estarían cerradas y las del lado contrario, abiertas. De este modo la corriente no empuja a la embarcación contra la pared. Cuando esta llega a la zona de seguridad (sin compuertas), se detiene. Los portones que ha dejado atrás se abren y, por consiguiente, los que tiene por delante se cierran para cortar la corriente del río y atravesar por completo el cruce de láminas de agua.

Sistema móvil de las compuertas del puente Libron (Vias)

 Salida del río Libron a través del puente (Vias)

Seguimos nuestro camino por el estrecho sendero de la orilla derecha, que pasa al lado de un parque de atracciones y luego se corta a la altura del puente que usa la D137 para cruzar el canal, de modo que hay que salir al asfalto de la incorporación de dicha carretera. Momentáneamente, porque previa a la llegada al del antiguo y rojizo puente de Vias, nos desviamos por una carretera con mucho menos tráfico.

Puente Viejo de Vias (Vias)

La opción de rodar por asfalto continúa presente durante casi 1 km más, pero una vez se llega al otro lado de un canal de derivación que acaba en el Mediterráneo, desaparece y continuamos por la senda entre la densa vegetación.


Antes de una curva a derechas pasamos bajo un puente ferroviario y otro que soporta la D912, enfilando luego una recta de 2 km que no se hace del tirón, porque nos encontramos un puente único en todo el canal: el puente de los tres Arcos.

Puente de los Tres Arcos (Agde)

Los dos arcos sobre el agua son, obviamente, para barcos de diferente tamaño y la sirga daba uso al tercero, algo incómodo cuando la utilizaban para llevar mercancías en carros, ya que su escasa altura hacía que tuviesen que sacar parte de la carga y colocarla de nuevo ya al otro lado. Otra curiosidad es que cuenta con aliviaderos a ambos lados del puente.

Uno de los aliviaderos cercanos al puente de los tres Arcos (Agde)

Afrontamos la última parte de la larga recta, al final de la cual vamos a toparnos con otra de las grandes creaciones de Riquet: la esclusa circular de Agde o Bassin Rond. Merece la pena ver bien este siempre concurrido bloqueo antes de continuar hacia la ciudad.

Esclusa circular de Agde (Agde)

Se erigió entre 1679 y 1680 como solución al reto de regular el paso por tres vías de agua: Una es la del propio Canal du Midi, otra la que lleva al río Hérault por un canal de unión para terminar en la laguna de Thau (donde desemboca el Canal del Mediodía) y la tercera conduce al curso del río en dirección al mar.

Originariamente de basalto negro con casi 30 metros de diámetro, fue reacondicionada en 1978 para cumplir la normativa Freycinet (1879), de manera que las barcas más grandes (38,5 metros de eslora) pudieran utilizarla. Con ella se perdió la obra basáltica, pero se conservaron las construcciones anexas: establos, capilla, tienda y un edificio administrativo.


El Canal del Mediodía continua directo hacia el Hérault, lo 'remonta' y continúa su camino. En nuestro caso, seguimos la vía que lleva a una parte más baja del río, teniendo que subir al asfalto para utilizar el puente que nos lleve a la otra orilla del Hérault.

El Hérault (Agde)

Sin duda a la vuelta daremos un paseo por la ciudad de Agde... a la vuelta, porque es aquí donde cogeremos el tren que nos lleve a Toulouse. Pero todavía nos quedan unos kilómetros hasta el encuentro del Midi con el Mediterráneo. Ya al otro lado, por la orilla izquierda, hay que hacer lo mismo que el canal, que no es otra cosa que ir remontando. Nos puede servir de referencia la chimenea de ladrillo del enorme molino de los Obispos.

Molino de los Obispos (Agde)

Este molino del s.XIII ha cambiado muchas veces de actividad a lo largo de su vida antes de que la ciudad de Agde lo convirtiese en una sala de exposiciones y apartamentos.

Moulin d'Agde de Pierre Duchartre (1832)
Fuente: portiragnespassion.over-blog.com

Justo enfrente del molino, separados por un azud, está el château Laurens una mansión de finales del s. XIX sita en la Belle-Isle, representativa del orientalismo y de l'art nouveau.

Château Laurens (Agde)

Es probable que este azud tuviese algo que ver con la construcción de la esclusa redonda, ya que los dos canales que conectan con el río, lo hacen aguas arriba y abajo del mismo.
Detrás mismo del molino empieza el Chémin de la Vallée (no hay señalización referente al Midi) que nos lleva a la continuación de nuestro canal, a algo más de 600 metros del lugar donde mezcló sus aguas con el Hérault.


Y casi en la boca de esta entrada, la esclusa simple de Prades, de vaso rectangular, cuya función principal no es la de facilitar el paso de embarcaciones ya que el desnivel no es un problema (de hecho muchas veces se encuentran abiertas las dos compuertas) sino la de contener el volumen de agua durante las crecidas del Hérault. 

Esclusa de Prades (Agde)

Un camino ancho, sin árboles que lo protejan del Sol, algo elevado con respecto al canal y los viñedos, discurre en paralelo al río Muerto. Nos acercará a los puentes de Civry y el de St-Bauzille durante los 2,5 km en los que rodamos sobre él.


Pero lo más importante es que al final de este camino no hay otra cosa que la 65ª y última esclusa del canal, la esclusa de Bagnas. Como curiosidad, antes de llegar a la esclusa y por la orilla en la que vamos, hay un último aliviadero porque aunque las crecidas están controladas por la esclusa de Prades, cuando llueve en esta zona lo hace con mucha intensidad.


Esclusa simple de Bagnas (Agde)

A dos metros sobre el nivel del mar empezamos a descontar los últimos metros del viaje, atravesando uno de los paisajes más sorprendentes de esta etapa, por no decir de todo el recorrido. No van a ser mucho más de 2 km, pero lo hacemos por el chemin du halage (camino de sirga) que atraviesa la reserva natural de Bagnas.

Reserva natural de Bagnas (Agde)

Los carrizos son ahora los protagonistas en un paisaje típico de marjal mediterránea que hace que nos venga enseguida la imagen de los alrededores de la Albufera. Es muy divertido seguir la estrecha y cuarteada senda que serpentea sin cesar hasta que salimos de la zona protegida y, tras una amplia curva a izquierdas, se pega al canal, que no veíamos desde la esclusa.


Con la llegada al último puente que hay sobre el canal tenemos un nuevo cambio de paisaje. No hay árboles en este tramo de firme grisáceo y muy arenoso que separa las aguas del Midi de las de la laguna de Thau.


Ya pasamos por la última esclusa y el ultimo puente, y aquí nos encontraremos con el último puerto, el de Onglous, transformado hoy en las instalaciones base de una escuela de vela

Puerto de Onglous (Marseillan)

Pero aun nos queda un poquito más por delante; se puede llegar a la misma desembocadura del canal y, sobretodo, al lugar donde podemos decir oficialmente que hemos completado la travesía.

Desembocadura del Canal del Mediodía (Marseillan)

Hay un camino que se puede seguir para acabar en la punta de Onglous al lado del faro que ayuda en la navegación por la laguna. No acababa aquí el viaje de los marineros; les quedaba una complicada travesía hasta Sète (unas 6 horas) ya fuese ayudándose del viento o remolcados por un bote a remos. Algo que se solucionó en gran medida con la incorporación, en 1832, de barcos de vapor como remolcadores.

Faro de la punta de Onglous (Marseillan)

No queda más que bajarse de la bici y recorrer con la vista todo el horizonte. La laguna parece no tener fin y realmente da la sensación de estar metidos en el mismo Mediterráneo.

Marseillan

Hay que deshacer los últimos 2,5 km y regresar al puente anterior, ya que allí podemos incorporarnos al carril bici que nos acercará a la playa de Marseillan, trayecto que se hace rápido al ir picando hacia abajo sobretodo en su primera parte.


Nosotros optamos por hacer la parada para comer en uno de los numerosos restaurantes que hay cerca de la línea de costa antes de continuar hasta que el paseo marítimo cortó la calle. Giro de 90º a la izquierda para recorrerlo hasta las instalaciones del puerto de la playa de Marseillan, colocado en la gola artificial que conecta el mar con la laguna de Thau.

Puerto de la playa de Marseillan (Marseillan)

Acompañamos el camino de la gola hasta reencontrarnos con el carril bici que dejamos antes de comer. Torcemos a la izquierda y, sin dejar nuestra vía, recorremos los cerca de 8 km que hay hasta Agde, acabando en cruce de la Avda. General de Gaulle con la c/ Richelieu, donde vemos una señal que ya indica hacia la estación de tren o lo que es lo mismo, al Hérault, entre el molino de los Obispos y el puente des Maréchaux.

Pza. Dr. Joseph Picheire (Agde)

Nos queda algo de tiempo todavía hasta que salga el tren, de modo que podemos acercarnos al casco antiguo de la ciudad, en concreto a la oscura catedral de St-Étienne, sólida y con clara vocación defensiva.

Torre de la catedral de St-Étienne (Agde)



Sus muros de entre 2 y 3 metros de espesor han aguantado desde el s. XII y las almenas y matacanes, seguro, ayudaron en la defensa de quienes pudieran encontrarse dentro durante un ataque. En 1857 se derribó el claustro reutilizando los materiales (capiteles y columnas) para levantar la capilla de la Virgen, la actual entrada.

Puerta de acceso a la catedral de St-Étienne (Agde)

Capilla de la Virgen

En su interior destaca sobremanera el altar mayor del s. XVII y sus policromías.


Pocas vueltas más pudimos dar antes de irnos hacia la estación a esperar el convoy que nos llevara de vuelta a Toulouse. Lo que habíamos tardado en recorrer 5 días lo haremos en sentido inverso en poco más de tres horas.



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Para descargar el track, este es el enlace.

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Alojamiento en Hotel La Chartreuse (el mismo que el del inicio del viaje).
Las bicicletas pasan la noche en el pequeño patio interior (sin cubierta) que hace las veces de comedor para desayunar. Son necesarios los candados.



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